Esta es tu última noticia por ver este mes
Navega sin límites durante 6 meses por solo 19,95€, ahorra un 50%
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Te quedan noticias por ver en este mes
Te queda 1 noticia por ver en este mes
Navega sin límites durante 6 meses por solo 19,95€, ahorra un 50%
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Si es usted de los que cree en la sabiduría popular a pies juntillas, aproveche lo que queda de marzo y abril porque lo fresco se acaba. La temporada en teoría ideal para el mejillón termina el mes próximo y no volverá hasta septiembre. Ya sabe lo que decían nuestras abuelas, el tiempo de marisco y moluscos de mar se limita a los meses con erre.
¿No se lo cree? Pues no se preocupe, que eso hoy da un poco igual. El mercado ofrece producto de vivero, congelado y cocido de primerísima calidad, dispuesto para viajar a su mesa durante todo el año. Lo que sí debería hacer –si quiere, claro; si no, peor para usted– es comer más mejillones. En España se consumen un montón, pero cada vez menos y es una pena. Son una auténtica joya nutricional, un tesoro para la salud humana que, para nuestra desgracia, estamos dejando de lado.
¡Aay, lo que nos estamos perdiendo! Diferentes informes del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) revelan que el consumo de mejillones ha caído en España de forma considerable en los últimos ocho años. En 2014, cada ciudadano venía a zamparse una media ligeramente superior a los 1,3 kilos al año. Ahora, que somos casi un millón de ciudadanos más (47,3), esa cantidad se sitúa ligeramente por encima del kilo.
Es cierto, según reconoce la empresa Aguinamar, que aún siguen siendo el producto de mar más demandado en nuestro país por encima de los langostinos y el pulpo. Pero también es verdad que su consumo va a menos. Hay quien asegura que en el mundo llegan a cocinarse hasta de mil maneras diferente. Las más típicas de nuestra tierra (en salsa verde o de tomate, con vinagreta o al vapor) están para chuparse los dedos (¡Ah no, que está muy mal visto, perdón!). Si decide ponerlos en su mesa, sepa que el 87% del producto ingerido es agua y que sólo en torno al 2% son grasas. Pero, ojo, de las mejores, omega 3 y omega 6, fantásticas para protegerse de las enfermedades cardiovasculares y reducir los niveles de colesterol en sangre que las favorecen.
Cien gramos de mejillón (¡no hombre, no, la cáscara no cuenta en el peso!) contienen 86 calorías, que no es gran cosa, 10 gramos de proteínas, que está muy bien, y 2,3 de hidratos de carbono. Al pertenecer a la familia de los moluscos marinos, como los berberechos y las almejas, contienen sus mismas propiedades nutritivas. Dentro de esas máscaras negras bajo las que se ocultan hay una enorme cantidad de vitaminas, aminoácidos y minerales de los mejores para la salud humana.
Calcio. Especialmente necesario para los niños en crecimiento y las mujeres en la edad adulta. Figuran junto con los chipirones, almejas y el pulpo entre los productos de mar que más calcio contienen.
Potasio. Facilita la entrada de nutrientes en las células y la comunicación entre nervios y músculos.
Magnesio. Brinda soporte al sistema inmunitario y contribuye a la salud del corazón y de los huesos.
Yodo. Facilita el buen funcionamiento de la tiroides y el metabolismo.
Hierro. Si hay una auténtica fuente de hierro ésa es el bivalvo negro. Este mineral ocupa un 4,5% de su composición, más que el doble que lo que tiene la carne (2%). La nutricionista Yaiza Quevedo recuerda que entre los 20 y los 50 años las mujeres necesitan consumir el doble de hierro que los hombres. Muy importante también para los niños, porque contribuye al desarrollo de los huesos, y los deportistas.
Y además contienen vitamina C y fósforo, clave en la formación de los huesos y los dientes. ¿Se imaginaba usted que había tanto bueno en ese corazón naranja? Voy preparando una cazuela. ¡Feliz día!